Tras el Congreso de Viena, la península italiana quedó dividida en diferentes estados:
- Reino de Cerdeña - Piamonte: al Norte, dirigido por los Saboya.
- Estados Pontificios: en el centro, dominios papales.
- Reino de las Dos Sicilias: al sur, dirigidos por una rama de los Borbones.
A partir de las revoluciones "románticas" de 1820, 1830 y 1848, en Italia empezaron a surgir las primeras teorías de construcción de un Estado liberal unitario, destacando las de Giuseppe Mazzini.
Pocos años más tarde, comenzó el proceso de unificación que se realizó en varias fases, entre 1859 y 1860, gracias a las personalidades de Victor Manuel II y su primer ministro, el Conde de Cavour, gobernantes del Reino de Cerdeña- Piamonte. Utilizando al revolucionario Garibaldi y sus "mil camisas rojas" como brazo armado, consiguieron formar, en 1861, el reino de Italia bajo el poder de Victor Manuel II, de la casa de los Saboya.
No hay que olvidar, de todas formas, que este proceso no se vio completo hasta que, tras la anexión del Véneto en 1866, se concluyó la "conquista" del reino de Roma, en 1870, con la entrada de las tropas de Víctor Manuel II en la ciudad, hasta entonces perteneciente a los Estados Pontificios.
Este momento crucial de la Historia de Italia servirá de trasfondo histórico a El Gatopardo, única novela escrita por Giuseppe Tomasi, príncipe de Lampedusa.
El relato nos lleva a la isla de Sicilia, más concretamente al los palacios de Salina y Donnafugata, regentado por el cabeza de Familia, y auténtico protagonista, Fabrizio Salina, "il gattopardo". ¿Cómo vivía la nobleza siciliana en el año 1861, con el desembarco inminente de los camisas rojas garibaldinos en la isla? ¿Se vería desfavorecida la alta sociedad, tradicionalmente favorable a la familia borbónica?
Éstas preguntas, que podrían parecer más que suficientes para hilar un buen relato, no son más que una mínima parte de las situaciones a las que tiene que hacer frente el enorme y rubicundo Fabrizio, un personaje maravillosamente construido, que a pesar de su inflexible apariencia y su facilidad para montar en cólera, acepta los cambios inminentes que se están produciendo a su alrededor (políticos, familiares, económicos...) con una sensatez y una amplitud de miras mayor que la de sus "colegas" de la nobleza, a los que tiene en la más baja consideración, por no haber hecho nada por adaptarse a los cambios. Puede que esa "amplitud de miras" viniera favorecida por la afición a la astronomía y las matemáticas del conde...
Al autor le queda tiempo, en lo relativamente breve del libro, de tratar casi todas las fases por las que pasa el amor: desde la ceguera inicial, sin tener en cuenta a quién se hace daño, hasta el matrimonio por interés, la infidelidad, los celos, el desinterés más absoluto o el simple cariño. Tancredi, sobrino del Gatopardo, y sus amores con la problemática Angélica, jugarán un papel muy importante en el desarrollo de este punto.
Tampoco puedo terminar este post sin invitaros a que echeis un vistazo a las interesantes reflexiones que hace Lampedusa, en boca de Fabrizio, sobre el paso del tiempo, desde el punto de vista de un hombre adulto ya en el umbral de la vejez: Impresionante el capítulo VI, Uno de los mejores pasajes que he leido en mucho tiempo.
Italia, Historia, amor, odio, el paso del tiempo, riqueza y poder, perfectamente engranados en un texto que se lee con facilidad. ¿Qué mas se le puede pedir a una buena novela?
Yo he utilizado la edición de Cátedra. Lamentablemente, no puedo decir que sea una gran edición, como tiene por costumbre la editorial, porque si bien la traducción parece correcta, de vez en cuando hay ciertos errores de puntuación que, si no se está atento, pueden cambiar el sentido de algunas frases. Ah, y el estudio introductorio no está tan a la altura como cabría esperar.
1 comentario:
¿es verdad que en Bolonia y La Toscana las chatis están tan buenas que te las comías con ropa y tó manque estuvieras cagando trapos un mes?
¡¡BRAAAVO,BRAAVIIISSIMO!!
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