8/3/08

ENRIQUE VIII Y ANA BOLENA.

Aunque sé que algunos de vosotros no teneis un especial afecto al séptimo arte, voy a hablar de una película. Eso sí, no voy a opinar sobre lo buena o mala que era la película en cuestión, simplemente quiero compartir lo que ha significado para mí ver "Las Bolena", film de género histórico en el que comparten reparto la voluptuosa Scarlett Johannson y la mucho mejor actriz Natalie Portman.

No sé si sabeis quién fue Ana Bolena, interpretada por Natalie, o Enrique VIII, interpretado por Eric Bana. Yo, por mi parte, acudí a la sesión de noche sin saber muy bien quiénes eran estos personajes históricos. Y mi curiosidad, si bien no quedó satisfecha, sí fue estimulada.

Resulta que, entre lo que vi en la película y lo que leí después, me enteré que Enrique VIII, a quien al menos tres de los componentes de esta Logia estaréis hartos de mirar a los ojos, fue rey de Inglaterra entre 1509 y 1547. Se casó hasta seis veces, pero en la película lo que se recoge es el fin de su matrimonio con Catalina de Aragón (fruto de la política matrimonial de los Reyes Católicos), que fue incapaz de darle un varón.


También se reflejan los amoríos con María Bolena, a quien en la película ponen de inocente sufridora de los ambiciosos planes paternos por conseguir poder dentro de la corte. Otras fuentes hablan de la facilidad sentimental de la menor de las Bolena, que necesitaba pocos alicientes para remangarse las faldas.

Pero la trama central es la tormentosa relación entre Enrique VIII y Ana Bolena, que por su aspecto menudo siempre pasó por ser la menor de las hermanas, cuando realmente no era así. Ana Bolena heredó la ambición de su padre, un importante diplomático inglés, e hizo todo lo posible por hacerse un hueco importante en la corte.



Empezó entrando como ayudante de cámara de Catalina de Aragón, y utilizó todas las artes aprendidas en la corte francesa, en la que había permanecido con anterioridad durante dos años, para atraer la atención de un rey predispuesto a encontrar otra flor capaz de otorgar un heredero al trono inglés, en vista de la incapacidad de la hija de Isabel la Católica, empeñada en engendrar niñas y más niñas.

Cuentan de Ana que

Nunca fue descrita como una gran belleza, pero hasta aquellos que la aborrecieron admitieron que tenía un encanto dramático. Su cutis oscuro y su pelo negro le dieron una aura exótica en una cultura que veía la palidez blanca como la leche como esencial en la belleza. Sus ojos eran especialmente notables: 'negros y hermosos' escribió un contemporáneo, mientras otro afirmó que eran 'siempre los más atractivos', y que ella 'sabia bien como usarlos con eficacia',

Quizá por estas razones, Enrique VIII llegó a estar tan obsesionado con ella como para anular su matrimonio con Catalina de Aragón, poniendo a la Iglesia Católica en su contra para siempre.

Personalmente, dudo que un rey tan capacitado para hacer y deshacer tratos con Francia y España se dejara llevar sólo por la pasión. Probablemente aprovechó los problemas con Catalina para deshacerse del favor católico, y así erigirse como Cabeza Visible del Protestantismo, aprovechando por otro lado para hacerse con el favor (y los favores) de la nueva Reina Consorte, Ana Bolena. Tal era el hechizo que la pequeña morenita ejercía sobre el rey, que empezaron a extenderse entre los cortesanos rumores y acusaciones de brujería hacia Ana; uno de ellos, nunca demostrado, fue que tenía seis dedos, por entonces un claro síntoma de brujería.

Finalmente, y a pesar haber sido considerada por muchos la reina consorte más importante que ha tenido Inglaterra, Ana Bolena murió ejecutada, bajo acusación de adulterio, traición e incesto. En la película explican esta acusación, haciendo ver que la joven estaba tan obsesionada como incapacitada para dar a Enrique un varón vivo (parece ser que tuvo varios abortos). Buscó desesperadamente un varón, hasta el punto (siempre según la película) de pedirle un favor sexual a su propio hermano, que también fue condenado y ejecutado.

A pesar de su gran valor como reina consorte (fue uno de los motivos de la implantación del protestantismo, y engendró a Isabel I), fue ejecutada a la francesa: ni hacha, ni poyete. De rodillas, de cara al público, y con un cuello cercenado por una larga espada.

Espero que estos breves, deslabazados y no muy fidedignos apuntes sobre la Historia de Inglaterra os hayan servido para poder ver con otros ojos el cuadro de Holbein...

6 comentarios:

Alex dijo...

Unos pocos años antes, en 1497, una expedición española que viajaba desde Flandes hacia Laredo y transportaba a la infanta Margarita de Austria, futura consorte del heredero al trono español Juan de Castilla y Aragón, naufragó a su paso por Inglaterra alojándose durante unos meses en tierras anglosajonas. El todavía príncipe Enrique tuvo que conocer entonces a cierto expedicionario español llamado Diego Ramírez de Villaescusa. Tan bien debió realizar sus labores diplomáticas que en 1500 Doña Juana le pidió que acudiese a las Vistas de Calais en defensa de Felipe el Hermoso (y por lo tanto de los intereses españoles) ante Enrique VII¡Demasiadas coincidencias, vive Dios!

velarde dijo...

gran apunte sobre los avatares cortesanos y magnífica la coincidencia con Don Diego Ramirez!!

Alicia dijo...

A mí siempre me ha parecido muy interesante la historia en torno a Enrique VIII, sobre todo en lo que se refiere a una de sus esposas, creo que la última y más joven, Jane Seymour, que tenía 15 años cuando se casó con el rey, y a la que él llamaba "my rose without a thorn" (mi rosa sin espinas). La degolló cuando descubrió que se la estaba pegando.
La película de la Johannson no la veré ni aunque me regalen la entrada.

Anónimo dijo...

Según dicen, las Bolenas fueron amantes de la corona durante generaciones y Ana Bolena pudo ser hija del mismo Enrique VIII.
God save the queen.

La Perra Sin Sentimientos dijo...

A Alicia: Jane Saymour no fué asesinada como otras esposas de Enrique, es más, ella fué la única que pudo dar un hijo varón al Rey. Jane murió al poco tiempo de parir, es por esto que Enrique siempre la honró y veneró, por ser la única capáz de darle un heredero. Al fallecer se le rindieron todos los honores, incluso mandaba a incluir a Jane en los retratos de la corte.
Un pequeño aporte.

Anónimo dijo...

Es tal cual como dijo "la perra sin sentimientos". Es más, al morir el rey Enrique VIII pidió ser sepultado junto a Jane, a quien consideró, de entre todas sus mujeres, "mi unica y verdadera esposa."