7/3/08

Visionarios

Durante la segunda mitad del siglo XX ha habido un sin fin de revisiones historiográficas acerca de la arquitectura del XIX. Hasta hace poco despreciado y tomado como un siglo marginal en la historia del arte, parece cobrar ahora cierto calibre y peso gracias a los últimos estudios de grandes críticos como Benévolo, Frampton, Bruno Zevi, Peter Collins, Joseph Rykwert, Middleton, Watkin, etc. La sombra de Giedion es alargada y renace su visión histórica.

Una vez que se acepta a mediados del XVIII la superación de los lenguajes clásicos mediante las novedosas propuestas y puntos de vista de teóricos de la arquitectura como el abad Laugier, Francesco Milizia, Lecamus de Mezières o Algarotti, era el momento de poner en práctica una articulación novedosa y acorde a la época de estos nuevos principios planteados. Los herederos directos serán los franceses Ledoux, Boullée o Durand. Emil Kauffmann es el primero que considera a estos arquitectos como "revolucionarios". El apelativo es muy acertado pues gran parte de su obra se desarrolló durante los años de la convulsa Francia finisecular y comienzos del Imperio napoleónico. A esto se sumaban una serie de parámetros anticlásicos en sus proyectos que confirmaban la completa ruptura con la triada vitruviana (firmitas, utilitas, venustas) vigente hasta entonces.

Desde mi humilde opinión, fue Ettiéne Louis Boullée el principal exponente de esta revolucionaria arquitectura. Sus proyectos no pudieron llevarse a cabo debido al alto coste y grandilocuencia de las que se tachó como obras "visionarias". Aceptadas la firmitas y utilitas vitruvianas, será en la categoría de la belleza donde se ejemplifique de manera arrolladora las teorías de Boullée. Sus edificios eran desmesurados, sólidos, casi infinitos, sobrehumanos, que plasmaban sobre plano los principios arquitectónicos de las teorías de la percepción como base para imprimir "carácter" a la Arquitectura. La idea compartida por estos arquitectos parecía sostenerse en la intención de emocionar el alma del espectador partiendo de composiciones formales consideradas perfectas: el cuadrado y el la esfera.

No tuvieron éxito estas propuestas tan radicales durante el XIX. Ya en el XX, el Movimiento Moderno fijará sus ojos en estas propuestas adaptando y refundando los principios del más "humano" de estos revolucionarios: Durand.

3 comentarios:

Fer dijo...

Joder, leo esto y me quedo con ganas de más... Para cuándo Durand? Por qué él? Queremos de saber!! :p

Javier dijo...

Un placer leer una opinión tan documentada, aunque no sé si estoy de acuerdo con lo que dices que Boullée "aceptó la utilitas y la firmitas". Yo creo que sus proyectos están carentes de utilitas, y no creo que hubiera por entonces material como para conseguir la "firmitas" de construcciones tan desmesuradas, ¿no?

Alex dijo...

De eso trata la utopía, de imaginar cosas imposibles. Creo que en el caso de Boullée lo que menos le interesaba era la realización de sus proyectos. Pero no me hagáis muchos caso, que si no veo una fachada-retablo me pierdo...