24/3/08

Sobre la belleza




Hace poco nuestro condottiero Algaba nos proponía bucear en la historia del arte para encontrar nuestra obra más completa, aquella que consideraríamos como la más bella. Sin duda, es muy aventurada esta tarea. Pero más aún calificarla de bella. La belleza es una categoría que responde, indudablemente, a unos parámetros subjetivos, es decir, individuales, que emanan de nuestro interior. Sin embargo, también podemos justificar tal belleza de manera objetiva debido a nuestro bagaje histórico. En este sentido, partimos de la evidencia de pertenecer a una cultura occidental, de hondas raíces mediterráneas, greco-latina. No es de extrañar que a un vietnamita le resulte nada más que curiosa la Piedad de Miguel Ángel, por poner un ejemplo. A nuestros ojos esto resulta inconcebible. Y de manera semejante nos ocurre a la inversa al admirar un templo o pagoda japonesa considerada allí como sumum artístico.


En un documental sobre Moneo, el arquitecto tudelano (me permito la licencia de incluir un guiño a Estopa) declaraba:


"Doy gracias a la Arquitectura porque me ha enseñado a ver la vida con sus ojos"


La obra de Moneo es impresionante (a pesar de sus detractores) y completísima. Su categoría como arquitecto no creo que diste mucho de un Schinkel, de Le Corbusier, o del mismísimo Brunelleschi. A mi entender, lo bello aparece tanto cuando se sustenta en un fondo argumentado como cuando nos provoca una serie de sensaciones y emociones al alma que somos incapaces de discernir. En el primer caso hablaríamos de lo mensurable, lo que podemos llegar a conocer, lo más cercano a lo Humano; en el segundo caso diríamos que quedamos expuestos a la misma Naturaleza, a algo incontrolado, aquello que los románticos abanderaron con el término sublime. En Moneo, como en todos los grandes arquitectos y artistas, conviven ambos factores.


Lo bello aparece, y lo discernimos porque nuestro cerebro codifica unos y otros lenguajes y experiencias de una manera más acentuada según lo presentado. Pero es cierto también que al cerebro se le educa, como a un niño. Una persona acostumbrada a observar cosas que se han establecido socialmente como bellas tiene una mayor experiencia en ese sentido. Y es algo lógico, tan sencillo como un relojero sabría diferenciar un reloj bello de uno que no lo es. Pero el mundo del Arte parece exigir algo más. El Hombre ha elevado ciertas expresiones artísticas hasta los cielos, encumbrándolas mediante una envoltura mágica, casi mística, sin saber muy bien la finalidad. Quizá no exista tal finalidad, no exista un por qué, una respuesta que aclare este motivo. Al fin y al cabo ese velo místico es la esencia de lo que anhelamos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues no sé cómo he llegado hasta aquí, pero para mí, una de las pinturas más bellas es la que está en la presentación del blog: Giovanna Tornabuoni.

Estupendo Blog.

Saludos.

Anónimo dijo...

perdón, quería poner esto: anónimo t

Fer dijo...

Yo sí considero que exista una belleza objetiva (si bien sólo una parte de todo lo que calificamos como lo bello, "to agathos"); el problema es que no estamos educados en todas sus variantes, por eso no podemos apreciar una pagoda, porque no hemos sido educados para eso, no porque no nos resulte bello a primera vista. ¿Acaso no nos parecen más bellás aun obras que con 15 años no nos dijeron nada?

Alicia dijo...

es necesario que lo bello emocione, y sin pensar. Es una especie de "sobrecogimiento" para el que no hacce mucha falta estar educado, tal vez.
Y tal vez me equivoco...

Alex dijo...

Creo que la belleza es siempre subjetiva (y no me refiero exclusivamente al arte). Evidentemente, a más educación, mayor criterio, pero por mucho que te enseñen no te pueden inculcar una noción de belleza absoluta (a no ser que acabemos todos en el mundo de las ideas y lo comprobemos en nuestras propias carnes). Un color en un manto, un edificio monumental y simétrico, un escorzo imposible en un Apolo o simplemente una innovación sobre un estilo pueden ser bellos dependiendo del interés que suscite en cada persona.
Vamos, digo yo.

Javier dijo...

En mi humilde opinión, "lo bello" es una sensación. No creo que sea algo "mensurable", ni definible, ni, casi podría decirte, educable. Al menos, quiero pensar que no debería serlo. De ser así, a todos nos gustaría, por ejemplo, Velázquez o Bernini. Sus obras han sido transmitidas desde siempre como "bellas". Pero siempre va a haber personas que prefieran a Miguel Angel, o incluso a Algardi, porque puede que estos artistas transmitan sensaciones más fuertes, sea por lo que sea, que la obra de Bernini, que es indudablemente bonita.

Y eso. Que me alargo, y esto es un comentario, no un post.

Va bene la cosa, chicos. Va bene...

Javier dijo...

belleza.

(De bello).

1. f. Propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual. Esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas.

2. f. Mujer notable por su hermosura.

~ artística: La que se produce de modo cabal y conforme a los principios estéticos, por imitación de la naturaleza o por intuición del espíritu.

~ ideal: Principalmente entre los estéticos platónicos, prototipo, modelo o ejemplar de belleza, que sirve de norma al artista en sus creaciones.

Aqui dejo la definición de belleza de la RAE.

arrate_arizaga_villalba / ava dijo...

la belleza me intentaron enseñar que era reflejo de una composición equilibrada. otro día me dijeron que era cuestión de geometría. otra de proporción. y no tengo claro por qué un día veo cosas muy bellas que otro no me lo resultan. creo que la belleza es cuestión de sensibilidad y de cánones a veces no escritos que desde pequeños nos inculcan y que otras veces nosotros mismos proyectamos al exterior. entre la objetividad de "lo bien compuesto, lo equilibrado" y la subjetividad del "qué bonito" podremos seguir hablando de belleza.