"...muchas veces he intentado hablar con usted de música: me hubiera itneresado oír su opinión, sus contradicciones, su juicio; pero usted ha desdeñado darme ni siquiera la más pequeña respuesta.
-Bien; pero, entonces, ¿de qué se trata?
-Se trata de hacer música, señor Haller, de hacer música tan bien, tanta y tan intensiva, como sea posible. Esto es, monsieur. Si yo tengo en la cabeza todas las obras de Bach y de Haydn y sé decir sobre ellas las cosas más juiciosas, con ello no se hace un servicio a nadie. pero si yo cojo mi tubo y toco un shimmy de moda, lo mismo da que sea bueno o malo, ha de alegrar sin duda a la gente, se les entra en las piernas y en la sangre. De esto se trata nada más. Observe usted en un salón de baile las caras en el momento en que se desata la música después de un largo descanso; ¡cómo brillan entonces los ojos, se ponen a temblar las piernas, empiezan a reír los rostros! Para esto se toca la música.
-(...)Sin embargo, no es posible colocar en un mismo plano a Mozart y al último fox-trot. y no es lo mismo que toque usted a la gente música divina y eterna, o barata música del día.
-Ah, caro señor; con los planos puede que tenga usted razón por completo. Yo no tengo ciertamente nada en contra de que usted coloque a Mozart y a Haydn y al "Valencia" en el plano que suted guste. A mí me es enteramente lo mismo; yo no soy quien ha de decidir en esto de los planos, a mí no han de preguntarme sobre el particular. A Mozart quizá lo toquen todavía dentro de cien años, y el "Valencia" acaso dentro de dos años ya no se toque; (...) pero nosotros los músicos tenemos que acer lo nuestro, lo que constituye nuestro deber y nuestra obligación; hemos de tocar precisamente lo que la gente pide encada momento, y lo hemos de tocar tan bien, tan bella y persuasivamente como sea posible.
Suspirando, hube de desistir. Con este hombre no se podían atar cabos.
¿Creéis que este fragmento, esta discusión quizá manida, es aplicable a todos los campos artísticos?.